La violencia de género es fruto de la sociedad en la que vivimos que nos hace crecer y desarrollarnos bajo unas premisas machistas e injustas, una sociedad que ha promulgado (y sigue haciéndolo) la sumisión de la mujer al hombre y la diferenciación de roles entre uno y otro sexo.
Es fruto de una sociedad que no nos enseña a gestionar las emociones y que nos lleva a que cuanto más miedo y dolor acumulamos más dramáticos nos ponemos, cuanto más inseguros nos sentimos más violentos somos.
La violencia de género es fruto de la pasividad y de la falta de actuación decisiva de los poderes públicos que saben lo que hacemos y nos lo consienten. Los gobiernos no parecen estar muy preocupados por la cantidad de adolescentes que dominan y maltratan a sus parejas, ni por los niños que son asesinados en cada femicidio, ni por los niños que reproducen el comportamiento violento de sus padres con sus parejas cuando crecen, y es que ni las instituciones ni la sociedad apuestan por enseñarnos la cultura del buen trato y la igualdad a los varones.
También la violencia de género es el resultado de esa imagen que ofrecen los medios de comunicación que nos presentan a las mujeres como un mero objeto de deseo y de posesión a nuestro alcance, piensa…. a que te vienen muchos ejemplos a la cabeza.
Nada más nacer y por el simple hecho de ser varón ya venimos con unos privilegios extraordinarios que nos duran toda la vida, alguien duda de que a igual trabajo cobra un hombre más que una mujer?? O alguien duda de que los altos cargos y puestos directivos son muchos más numerosos entre hombres que entre mujeres?? ……….
Los hombres que matamos a las mujeres primero nos hacemos terroristas: sembramos el terror en la casa durante años y al final acabamos matando a nuestras mujeres porque no podemos permitir que se pongan en un plano de igualdad con nosotros los machos. Si tú que lees u oyes esto eres un hombre, como yo, imagino que estarás diciendo “yo no mato a nadie” acuérdate: los hombres que matan a las mujeres lo hacen avalados y sostenidos por los demás hombres y mujeres que no hacemos nada. Duele ver el silencio de las buenas personas, esas que nunca hacen nada. Cada mujer asesinada ha sido arropada por el silencio de las buenas personas.
Los hombres matamos a las mujeres porque sentimos que sacrificamos mucho para ser lo que somos, y que eso nos da poder y derechos sobre las vidas ajenas. A los niños les enseñamos que si quieren ser héroes y tener poder y fama, si quieren ser los “number one”, si quieren ser los mejores en todo, tenemos que sacrificarnos para conseguirlo. El premio es muy seductor: si eres un macho patriarcal vencedor, tendrás la admiración y el respeto de los demás machos, y muchas mujeres suspirando por ti, por tu belleza, por tu valentía, por tu poder y tus recursos. Hasta alguna religión te promete un Paraíso lleno de vírgenes a tu servicio.
Pero amigo, no todos los machos somos así, yo no soy así, por favor NO LO SEAS TÚ TAMPOCO, con la igualdad ganamos todos y todas.
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