'Damos la Cara' señala que una de cada tres mujeres viven dentro del ciclo de la violencia

Una de cada tres mujeres viven dentro del ciclo de la violencia, y por suerte la única forma de salir no es ser asesinada

La violencia contra las mujeres pasa desapercibida, puesto que cuando un maltratador es un buen maltratador no agrede físicamente. La sociedad piensa que la violencia contra las mujeres se refleja en mujeres asesinadas y ojos morados. La sociedad, no conoce las heridas que causan los agresores cuando cada día hacen creer a las mujeres, que sin ellos no podrán vivir, cuando minan su autoestima, cuando las alejan de sus amistades, cuando las alejan de su familia, cuando las ahogan económicamente, cuando las violan, cuando las humillan, cuando las someten, para hacer de ellas marionetas, para acabar destruyéndolas como personas, para hacerlas a su imagen y semejanza, para hacerlas tan suyas que no puedan pensar en ser ellas, para acabar sentenciando con un “nadie te querrá como yo”… ojalá nadie te quiera nunca como quiere un maltratador.

Son muchas las que han salido, sin embargo estas mujeres pasan desapercibidas, y es porque no se muestran, no se identifican como lo que son.

Son mujeres que han ganado su libertad, después de dormir junto a la muerte, de luchar por cada ápice de espacio vital, para ellas y para sus descendientes. Son unas valientes que, después de todo, cuando vencen al terror y son libres, callan y ocultan su condición para seguir viviendo. Puesto que lo que sienten es vergüenza y lo que perciben, lástima, falta de empatía y cuestionamiento social por los motivos que las llevaron a denunciar.

No son conscientes de que con su anonimato, tapan una realidad que se hace grande gracias al silencio, una realidad de la que salen siendo nada, puesto que su alma les fue arrebatada, una realidad que cambian gracias a que son capaces de reunir el coraje necesario para reconstruirse y ser mejores que antes... mujeres victoriosas, mujeres empoderadas, mujeres hermosas.

Esta nueva realidad, es la que tenemos que mostrar, para que la sociedad sepa que hay otras heridas, otras cicatrices para hacer ver a las que viven dentro del ciclo que se puede salir, la mayoría de nosotras ganamos la partida, y tenemos un deber, dar información de cómo llegamos hasta ahí, para evitar que otras lleguen, dar dignidad a una condición, la de víctima de violencia de género, que se obtiene cuando ya no estás siendo victimizada, dejar ver nuestras cicatrices convertidas en un orgullo, el orgullo de nuestras victorias, el orgullo de ser las dueñas de nuestra libertad.

Ayer nos pasó a nosotras, mañana te puede pasar a ti.