Mercomotril ha notificado a 90 trabajadoras y trabajadores fijos
discontinuos y eventuales la suspensión de sus contratos por “fin de campaña”, a la vez
que ha convocado a toda la plantilla a una reunión informativa hoy, a las 14
horas, en sus instalaciones. La situación de la empresa pone en riesgo el
empleo de más de los 300 trabajadoras y trabajadores que
integran la plantilla de la empresa de manipulación, envasado y comercialización.
Las
trabajadoras y trabajadores de Mercomotril han convocado una concentración, hoy
miércoles a las 12 horas, en las instalaciones
de la empresa para oponerse a estos despidos y defender la continuidad de la
actividad de la empresa, que cuenta con una plantilla de más de 300 trabajadoras y
trabajadores.
La
representación de los trabajadores sospecha que estos despidos son el preludio
de la entrada de la empresa en concurso de acreedores y el cierre de la
empresa, poniendo en riesgo la pérdida de los
empleos, que afectaría a más de trescientas familias
motrileñas.
Izquierda
Unida ha denunciado esta situación que vendría a agravar la intolerable situación de
desempleo que padece Motril, donde 6.647 personas estaban apuntadas en las
oficinas del paro en el mes de octubre, según datos del Servicio Andaluz de Empleo. Una
situación lamentable que se está convirtiendo en estructural en la Costa, a la vista del número de desempleados y
desempleados que en los últimos
años alcanza una
tasa que oscila entre el 22 y el 24%.
Izquierda
Unida de Motril ha reclamado la intervención de la Junta de Andalucía, como Administración Laboral competente y, en la
medida de sus posibilidades, del Ayuntamiento de Motril, para que se evite esta
situación y se impida que desaparezca esta empresa, que surgió de la
privatización de la pública Mercomotril en 1992.
El
posible cierre de la empresa podría esconder detrás una operación empresarial para su compra por parte de otra empresa
del sector, según
mantienen los trabajadores, lo que aumenta su incertidumbre, a la vez que pone
de manifiesto la perversión de los procesos privatizadores que suelen suponer,
además de la la privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas, la especulación con la fuerza de trabajo.
Para
Izquierda Unida, este caso es una muestra más de la voracidad del capitalismo, un sistema
radicalmente injusto que antepone la obtención de beneficios a la dignidad de
las personas. Una situación que cada vez resulta más evidente a nivel global y
que debe reafirmar a las organización de la izquierda transformadora en su
lucha por la nacionalización de los medios de producción.
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