Los procesos de inundación de la playa
de Poniente que se acaban de producir son parte de la dinámica normal de la
zona: la ocupación por el oleaje de una zona deprimida situada detrás de la
primera línea de playa. El problema básico reside en la ocupación por la
urbanización de una zona sometida a este tipo de dinámicas, hecho que parece
repetirse continuadamente en la programación de nuevos suelos urbanizables,
como ha ocurrido recientemente en Salobreña con los sectores TH1 y TH2.
Esta dinámica se ha visto
agravada en los últimos años por dos fenómenos adicionales: la concentración de
todos los desagües de la vega occidental en un único punto (el balate de la Culebra)
y la remodelación de la topografía de la playa debido a la extracción de arenas
y el acondicionamiento turístico.
Así la red de acequias de la vega
de Motril constituye un gran sistema de lucha contra las inundaciones, al
generar una enorme malla capilar de canales que van infiltrando por sus casi 2.000
hectáreas los caudales. El abandono de la vega y la supresión de muchas
acequias por la construcción de nuevas urbanizaciones han hecho que toda la
escorrentía se concentre en un único punto. De este modo, cuando se producen
los temporales se genera un proceso de barrera hidráulica que tapona la
desembocadura y hace que estos desborden, inundando los puntos situados aguas
arriba (caso del Camino del Pelaíllo).
Por otro lado, la dinámica
costera hace que, en condiciones naturales, los temporales acumulen arena
creando “diques” junto a la ribera del mar (bermas o, en motrileño, rebalaje).
Esta acción continuada a lo largo
de los años hace que la playa vaya subiendo de cota, se haga más alta, y no se
inunde. Las labores de extracción de arena y la eliminación de esta berma por razones
de uso público para favorecer el acceso en la playa, hacen que se haya
eliminado esta defensa natural.
Finalmente todo se complica con
un tercer elemento: cuando hay temporal se produce una elevación de la capa de
agua subterránea que impide la infiltración de la situada en superficie.
Todo esto en un escenario de
cambio climático con elevación del nivel del mar y una presa que impide las
aportaciones de sedimentos.
¿Cómo solucionarlo?
Primero, no construyendo más en
zonas inundables. Así nos ahorramos más problemas y más dinero.
Segundo, manteniendo en
funcionamiento la red de acequias de la vega, que es nuestro mayor seguro, y
poniendo en funcionamiento los balates cerrados, generando más puntos de evacuación.
Tercero, no extrayendo más arena
y realizando una reordenación topográfica de las playas.
Cuarto, realizando algunas obras
puntuales de recrecimiento de los márgenes de los balates en los puntos de
desborde y protegiendo las zonas bajas de las urbanizaciones (esencialmente las
cocheras).
Quinto: asumiendo que esta es la
dinámica general de la zona y que no pasa nada porque la playa se inunde
después de un temporal.
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