14/12/06

Advierten de la necesidad de combatir la obesidad y los malos hábitos alimenticios en niños para prevenir la diabetes cuando sean adultos

El desarrollo de la diabetes adulta está asociado a enfermedades como la obesidad, la hipercolesterolemia y la hipertensión en el adolescente y cada vez más en el niño

En España existen 29.000 niños con diabetes, y cada año se diagnostican unos 1.100 casos nuevos


La diabetes infantil o infanto-juvenil es aquella que afecta típicamente al niño o al adolescente. También se denomina ‘Insulino-Dependiente’, por ser obligatorio su tratamiento con insulina subcutánea de por vida. Desde el punto de vista conceptual, hoy en día se define a la Diabetes Tipo 1 (DM 1) como aquella debida a la destrucción de las células del páncreas productoras de insulina.
En España según cifras aproximadas, la prevalencia de casos es de 29.000 niños, y se diagnostican cada año unos 1.100 casos nuevos. En cifras relativas, y por edades, la incidencia es de 0 a 15 años 11,3 individuos cada 100.000 habitantes, y de 15 a 29 años de 9,9 individuos cada 100.000 habitantes. Según el profesor del departamento de Pediatría de la Universidad de Granada, Carlos J. Ruiz Cosano, “se trata de una de las enfermedades endocrinas más frecuentes de la infancia”.
Para la Organización Mundial de la Salud la diabetes es una de las enfermedades objetivo para la que se desarrollan programas de salud tanto de diagnóstico precoz, tratamiento y prevención en poblaciones de riesgo. La OMS calcula que en el año 2000 existían en el mundo 171 millones de diabéticos y se prevé un aumento de la enfermedad para el año 2030 de 366 millones. Las cifras que la OMS da para España en el año 2030, serán de más de 3 millones de pacientes diabéticos.

Carga genética
Según los expertos, existen diversos factores que pueden favorecer el desarrollo de esta enfermedad, siendo el primero de ello el carácter genético de la misma, pues existe una clara asociación familiar. En este sentido, como explica Carlos J. Ruiz, “la probabilidad de que un hijo desarrolle diabetes si ambos progenitores son diabéticos es de un 30%. Además, se han descrito unas 20 regiones cromosómicas cuya afección puede contribuir a la predisposición genética a padecer diabetes”. En segundo lugar, también se ha descrito un mecanismo inmunológico en el desarrollo de la enfermedad, mecanismo de carácter autoinmune, lo que significa que en sujetos predispuestos, “se puede desarrollar la enfermedad tras la existencia de un factor desencadenante (infecciones, tóxicos, entre otros), autoantígenos, es decir, elementos producidos por el organismo y que éste no reconoce como propios, pero que en el caso de la DM 1, originan la destrucción de las células del páncreas que producen insulina”.

La obesidad
Sin embargo, la DM 1 es una enfermedad de etiología multifactorial, por lo que junto a estos mecanismos, se sabe que existen determinadas enfermedades que pueden acompañar la diabetes en su evolución. De todas ellas la más importante en el niño es la obesidad. Así, están descritos en múltiples estudios de amplias series de niños obesos, una mayor incidencia en estos niños de diabetes. Como asegura Carlos J. Ruiz, se ha redefinido el concepto de “Síndrome Metabólico” como un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y Diabetes Mellitus Tipo 2 (o del “adulto”), relacionadas con el padecimiento previo de obesidad y resistencia a la acción de la insulina. En este sentido, “se están describiendo en distintos estudios epidemiológicos una mayor incidencia de Diabetes Mellitus Tipo 2 en niños y adolescentes obesos, que además padecen alteraciones de los ácidos grasos como hipertrigliceridemia e incluso hipertensión arterial”.

Educación diabetológica
Ante esta situación, Carlos J. Ruiz asegura que es fundamental el diagnóstico precoz de la enfermedad en las poblaciones de riesgo, como son hijos de padres diabéticos así como el desarrollo de programas de salud sobre el tratamiento y prevención de la obesidad, hipercolesterolemia e hipertensión en el adolescente y cada vez más en el niño, “pues no se debe olvidar la asociación entre estas enfermedades y el desarrollo posterior de Diabetes en ese niño cuando sea adulto”. Por consiguiente “la lucha contra la obesidad y los malos hábitos dietéticos deben ser prioritarios como objetivos de salud pública en toda población pediátrica”.
Respecto al tratamiento, Carlos Ruiz asegura que sigue siendo el esquema básico de los cuatro pilares: Insulina, Ejercicio Físico, Dieta y Familia. “Sin el concurso de uno de ellos el tratamiento del niño diabético está abocado al fracaso”. No obstante, sobre todo en relación al tratamiento con insulina, hay nuevas perspectivas como son las insulinas de acción prolongada, y las bombas de infusión continua de insulina, y otras, en periodo de investigación, como terapias con células madre, “pero su aplicación actual en la clínica aún no es posible”. Por ello desde el punto de vista del tratamiento en la actualidad, Carlos J. Ruiz insiste “en la educación diabetológica y la participación activa de la familia y la confianza y complicidad en su pediatra”.

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