Los psicólogos calculan que el 35 por ciento de los trabajadores españoles de entre 25 y 40 años sufrirán este año este síndrome, también denominado ‘prelaboral’Cansancio, falta de apetito y concentración, irritabilidad, ansiedad, tristeza y pasotismo son algunos de los síntomas de esta patología provocada por el fin de las vacaciones
Durante las próximas semanas, millones de españoles pondrán fin a sus vacaciones y volverán a incorporarse a sus centros de trabajo. Atrás quedarán los días de descanso, las fotos frente al mar y los recuerdos veraniegos: la rutina habrá vuelto para quedarse, al menos durante unos meses.
Los expertos calculan que el 35 por ciento de los trabajadores españoles de entre 25 y 40 años sufrirán este año el denominado síndrome post-vacacional, un estado de malestar genérico en el individuo debido a su incapacidad de adaptación al trabajo tras la finalización de las vacaciones.
Humbelina Robles Ortega, investigadora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada, advierte de que la vuelta a la rutina puede provocar síntomas tanto físicos como psicológicos. “Normalmente, cuando el síndrome post-vacacional -también llamado prelaboral- se manifiesta físicamente no es más que una somatización de un malestar psíquico”, apunta. Cansancio, falta de apetito y concentración, somnolencia o insomnio, taquicardia y dolores musculares son algunos de los síntomas de este mal. En el aspecto psicológico, el síndrome post-vacacional provoca en el individuo irritabilidad, ansiedad, tristeza, pasotismo y una profunda sensación de vacío.
La profesora Robles Ortega apunta que una buena medida para prevenir la aparición de este trastorno es fraccionar las vacaciones, en lugar de tomar todos los días seguidos. “Si disponemos de un mes y nuestra empresa nos lo permite, podemos coger quince días primero, y otros quince más adelante. Esto nos servirá para evitar saturarnos, la sensación de estar de vacaciones se alargará, y además, los cambios en los hábitos no serán tan drásticos y permanentes por lo que la incorporación no será tan traumática”.
Además, la investigadora de la UGR recomienda “establecer un período de readaptación” a la vuelta de las vacaciones, por lo que “la opción más recomendable” es regresar unos días antes de la reincorporación laboral. “Durante esos dos o tres días –continúa Humbelina Robles-, debemos volver a nuestros hábitos cotidianos, o abandonar aquellos que hayamos adoptado durante nuestras vacaciones, como acostarnos más tarde de lo habitual o dormir la siesta”. El objetivo de esta progresiva vuelta a la cotidianeidad no es otro que “evitar que la reincorporación sea tan brusca”.
Robles recomienda “evitar darle demasiada importancia” a este malestar, y afrontar la vuelta al trabajo “como una nueva etapa llena de otros momentos gratificantes”. La investigadora granadina aconseja planificar viajes y otras actividades placenteras durante todo el año y no limitarlas únicamente a los meses estivales, ya que así evitaremos “la sensación de que el trabajo no viene acompañado de buenos momentos”, que es la que en definitiva provoca el síndrome post-vacacional.
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