7/11/06

Un estudio ratifica la importancia de las fantasías eróticas en la experiencia del deseo sexual

Según datos de la Asociación Española para la Salud Sexual, la falta de la libido es una de las principales causas de disfunción sexual en la población española femenina
Investigadores de la UGR han explicado en los hombres el 32% de la inhibición del deseo sexual, a partir de la las actitudes sexuales negativas (baja erotofilia) y de la presencia o ausencia de determinados tipos de fantasías sexuales, mientras que en la mujer se explica tan solo el 18% de dicha inhibición a partir de la ansiedad, las actitudes sexuales negativas (erotofobia) y la ausencia de fantasías sexuales de tipo íntimo


Científicos del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada han evaluado el grado en el que algunas variables psicológicas como la erotofilia (actitud positiva hacia la sexualidad), las fantasías sexuales y la ansiedad se relacionan con el deseo sexual en el ser humano.
Como asegura el investigador Juan Carlos Sierra Freire, en España apenas existen instrumentos fiables y válidos para evaluar el deseo sexual. Ante este vacío, los investigadores han adaptado el Inventario del Deseo Sexual de los autores Spector, Carey y Steinberg. Una herramienta que permite evaluar por un lado, el deseo sexual solitario, y por otro, el interés de iniciar o mantener relaciones sexuales con otra persona (deseo sexual diádico). Esto último, se considera de gran importancia ya que “aporta información relevante sobre las posibles discrepancias en el deseo que se dan en una pareja”. Y es que según datos de la Asociación Española para la Salud Sexual, la falta de deseo es una de las principales causas de disfunción sexual en la población española femenina.

El poder de la imaginación
Los resultados de la investigación, que han sido publicados recientemente en las revistas Análisis y Modificación de Conducta y Psychological Reports, desvelan una importante relación entre el deseo sexual y la erotofilia en el caso de los hombres. Éstos reaccionan de forma más positiva hacia los estímulos y pensamientos sexuales, y los aceptan con mayor facilidad. Una actitud que junto con las fantasías sexuales íntimas potencian la libido. No obstante, el investigador destaca que las personas en algunos casos pueden vivir algún tipo de fantasía como algo negativo. Así, los investigadores han observado esta conducta en los participantes varones, donde las fantasías sexuales sadomasoquistas inhiben de forma directa el deseo sexual.
Por su parte, las mujeres también comparten con los hombres el juego de la imaginación, y experimentan un mayor deseo sexual en la medida en que se tienen fantasías sexuales íntimas. Sin embargo, respecto a los estados emocionales transitorios como la ansiedad, está afecta intensamente a la función sexual en la mujer, pues “suelen presentar más trastornos de ansiedad que los hombres”.
Con la muestra de población estudiada, compuesta por 608 personas con edades comprendidas entre los 13 y 43 años, los investigadores han explicado en los hombres el 32% de la inhibición del deseo sexual, a partir de la disminución de la erotofilia como de algunas fantasías sexuales, mientras que en la mujer se explica el 18% de dicha inhibición a partir de incrementos en la ansiedad y el descenso de fantasías sexuales íntimas. Según Juan Carlos Sierra, estos datos ponen de manifiesto que dentro del papel que juegan estos factores psicológicos en la respuesta sexual humana, éstos varían según el sexo de las personas.
Educación sexual
El deseo desencadena las demás fases del acto sexual, excitación y orgasmo, por lo que mantener relaciones si no existe ese deseo puede afectar negativamente al resto de las fases de la respuesta sexual. Según el investigador, “esta primera etapa es la más compleja ya que está influenciada por múltiples factores”. Así, el deseo sexual se explica a partir de un modelo tridimensional que incluye aspectos neurofisiológicos, psicológicos y sociales. Por tanto, para que el ser humano tenga la experiencia de deseo sexual es necesario un adecuado funcionamiento neurohormonal con una estimulación sexual adecuada. “A esta complejidad se añade el hecho de que no existe un modelo de comparación, como por ejemplo ocurre en la fase de excitación del hombre, donde se sabe si es mayor o menor en función de la erección”.
Juan Carlos Sierra indica que es fundamental la educación sobre la respuesta y la estimulación sexual y sobre las actitudes saludables hacia el sexo, pues así la actividad sexual en estas personas resultará más placentera, y en ellas serán menos frecuentes las disfunciones sexuales. A su vez, este estudio destaca la importancia de las fantasías eróticas en la sexualidad. De hecho, y descartada cualquier anomalía orgánica (carencias hormonales, trastornos endocrinos, entre otros), en terapia sexual se suelen utilizar las fantasías sexuales para reducir los niveles de la ansiedad de ejecución o de desempeño sexual, un campo de investigación en el que trabajan actualmente los científicos granadinos.

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