Hace seis meses, desde esta Asociación, denunciábamos el
abandono de personas migrantes por parte de las instituciones, y decíamos que
no se podía normalizar, porque:
• Esas personas quedan totalmente desamparadas, sin recursos
ni apoyo institucional alguno.
• Vayan a donde vayan, vivirán con el miedo de que en
cualquier momento las autoridades los pueden detener y devolver a su país.
• Al no disponer de permisos, pero tener que buscarse la vida,
quedan a merced de cualquier persona sin escrúpulos que quiera aprovecharse de
ellos y explotarlos de cualquier manera.
• Es una prueba más de la doble moral de nuestros gobiernos,
que han dejado de lado los Derechos Humanos y muestran una gran pasividad ante
las situaciones de desamparo de las personas migrantes, cuando no las provocan
ellos mismos.
Ahora se vuelve a repetir la situación, y ayer se volvían a
abandonar otras 54 personas en Granada por parte del Ministerio de Interior. Y
lo tenemos que seguir denunciando porque seguimos pensando que las personas son
lo primero, y las razones que dábamos las ponen por delante de cualquier otro
interés.
Pero lo peor, es que, además de abandonarlos, se están
utilizando para chantajear a la ciudadanía de Motril, que ha rechazado la
construcción de nuevos CIEs o centros parecidos en esta localidad.
Se intenta argumentar que con un CIE no se abandonaría a
nadie, algo que es totalmente falso.
Estos centros, o cualquiera similar que quieran hacer, son
eminentemente policiales y represivos, y no pretenden atender a las necesidades
reales de las personas. Estos centros sirven para retener a personas que no han
cometido ningún delito, y no respetan sus derechos fundamentales, ni jurídicos
ni sanitarios, ni de ningún tipo.
Ante estas situaciones, desde Motril Acoge, seguimos
reclamando un cambio en la manera de abordar el hecho migratorio:
• Con una cooperación y unas políticas comerciales con los
países de origen que de verdad los ayude a desarrollarse de manera sostenible y
real, para que quien no quiera, no tenga por qué salir de ellos.
• Sin embargo, también es necesario reconocer que migrar es
un derecho, y se tiene que asegurar a través de los consulados y embajadas, que
se haga de forma segura y regulada, con visado y permisos, para que las
personas migrantes no caigan en las manos de mafias ni de gente que los
explote.
• Y ante las situaciones concretas de las personas que
llegan de otra manera, seguimos diciendo “NO A LOS CIES”. Tampoco se pueden
atender en unas instalaciones infrahumanas en el puerto de Motril. Hay que
darles una acogida real, y atenderlas de manera integral, con mecanismos que
les permitan ejercer sus derechos e integrarse de forma plena en su nueva
sociedad de acogida.
No podemos olvidar lo realmente importante: los derechos de
todas las personas, por el hecho de serlo. Las personas tienen que ser el
centro de todas las actuaciones de las instituciones y gobiernos, a todos los
niveles.
Migrar no es un delito, sino un derecho. Ningún ser humano
es ilegal.
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