Hemos asistido a una escalada sin precedentes de la violencia en Oriente Medio. Las atrocidades que se suceden a diario sobrepasan todos los niveles de horror que podamos imaginar. El sufrimiento de cientos de miles de personas, los heridos sin posibilidad de recibir cuidados paliativos, los miles de huérfanos, la destrucción, el hambre, la sed y los llantos, no consiguen saciar la inhumana y criminal maquinaria de guerra. El Secretario General de Naciones Unidas no ha escatimado esfuerzos en su llamamiento a un despertar de las conciencias para que haya unidad en torno a un alto el fuego y el respeto de la legalidad internacional. Sin embargo, hasta ahora, sus palabras parecen caer en saco roto. Se hace necesario un compromiso firme y decidido por parte de la comunidad internacional para condenar las acciones de Israel y para poner fin a esta espiral de violencia. Es urgente que se adopten medidas concretas para proteger a la población civil y garantizar el respeto de los derechos humanos. No podemos permanecer impasibles ante esta tragedia. Es hora de actuar y exigir el fin de la guerra. Le pedimos su colaboración para una unión en torno a la petición de un alto el fuego urgente y una solución justa.
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