Científicos de la Universidad de Granada abordan en un estudio las posibles soluciones para hacer frente a la crisis que afecta a los docentes de secundaria debido a los cambios sociales y a los educativos impulsados por la LOGSE
Ampliar la formación pedagógica del profesorado, promover y apoyar estructuras de relación profesional y la alianza con otros sectores externos, especialmente la familia son algunas de las medidas que proponen el grupo de investigadores
La ampliación de la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, la transformación de la estructura familiar y social y los cambios que han experimentado los propios alumnos han provocado un replanteamiento del papel que desempeña el profesorado de secundaria en el nuevo sistema de enseñanza. Un cambio de identidad al que los docentes tienen que adaptarse modificando las estrategias educativas que han empleado hasta el momento. Estudiar los factores que han influido en ese cambio, analizar cómo ha afectado a los docentes y proponer medidas para afrontar la crisis de identidad a la que se enfrentan los antiguos profesores de bachillerato son precisamente los objetivos del proyecto de investigación que acaba de concluir el grupo de investigación Force del departamento de Didáctica y Organización Escolar.
Las medidas que se deberían llevar a cabo para lograr la adaptación del profesor de secundaria a la nueva realidad educativa es el principal resultado que aporta este equipo de investigadores. Así, tras realizar un amplio estudio proponen como posibles soluciones una formación específica a los docentes desde la base para reafirmar su identidad; la promoción de estructuras de relación profesional, que al tiempo que reafirmen la identidad profesional, contribuyan a motivar e intercambiar conocimientos como los sindicatos, las asociaciones de profesores, los colegios profesionales o las redes de centro; la configuración del contexto organizativo de los institutos para facilitar el desarrollo profesional y por último las alianzas con otros factores externos, especialmente la familia, ya que “lejos de una concepción liberal de la profesión, la nueva profesionalidad tiene que asentarse en una colaboración entre centros, familia, municipio y otros sectores de la sociedad”, según explica el director del proyecto y miembro del departamento de Didática y Organización Escolar de la UGR, Antonio Bolívar Botia.
Para llevar a cabo la investigación, los científicos han realizado un análisis cualitativo a partir de a) Entrevistas (cinco mujeres y cinco hombre pertenecientes a distintas materias y con diferentes perspectivas a la hora de abordar el cambio) y b) Grupos de discusión (8 grupos de 6 profesores/as). De este modo, han analizado los componentes de identidad profesional como son la autoimagen, el reconocimiento social, el grado de satisfacción, las relaciones sociales en el centro, la actitud ante el cambio o la formación recibida; su construcción, vivencia o crisis, y vías de salida que proponen.
Entre las conclusiones extraídas de este análisis previo destaca que, en su mayoría, los profesores de secundaria (entrevistados o participantes en los grupos de discusión) padecían una crisis de identidad, llevando en algunos casos a bajas por enfermedad psíquica; en otros a intentar reconstruir su propia identidad, adaptándose a las demandas de su contexto de trabajo.
Un cambio más allá de la ley
En muchos casos los profesores le atribuyen la culpa “ingenuamente” solo a la LOGSE sin tener en cuenta que “aún cuando la ley educativa es responsable de la gran transformación que ha experimentado en los últimos años la enseñanza secundaria, el mayor cambio viene sin duda alguna de la sociedad y de los propios alumnos”, asevera el experto, que añade que “la familia se ha transformado y con ella los valores, a esto hay que sumarle también un cambio en la actitud de los estudiantes, ya que en la ESO ya no existe el público selectivo e interesado que se daba en bachillerato. A todo esto hay que unirle la nueva realidad que se ha dibujado en España a todos los niveles con el fenómeno de la inmigración”.
Así, los profesores que han visto modificado todo su sistema de enseñanza se ven obligados a reconstruir su identidad primero abandonando los roles en los que han sido socializados y después amoldándose al proceso largo y costoso psíquicamente que supone transformar la identidad profesional para adaptarse a los nuevos cambios sociales.
Para reducir los costes de este proceso y mejorar la calidad de vida de los docentes que deben transformar su manera de entender la educación, Bolívar Botia considera que no hay que sumirse en la nostalgia del pasado como pretendió hacer el anterior gobierno con el diseño de la LOCE porque “para bien o para mal el pasado no puede volver y además la realidad actual exige unas respuestas que sólo se pueden encontrar en el presente”.
La ampliación de la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, la transformación de la estructura familiar y social y los cambios que han experimentado los propios alumnos han provocado un replanteamiento del papel que desempeña el profesorado de secundaria en el nuevo sistema de enseñanza. Un cambio de identidad al que los docentes tienen que adaptarse modificando las estrategias educativas que han empleado hasta el momento. Estudiar los factores que han influido en ese cambio, analizar cómo ha afectado a los docentes y proponer medidas para afrontar la crisis de identidad a la que se enfrentan los antiguos profesores de bachillerato son precisamente los objetivos del proyecto de investigación que acaba de concluir el grupo de investigación Force del departamento de Didáctica y Organización Escolar.
Las medidas que se deberían llevar a cabo para lograr la adaptación del profesor de secundaria a la nueva realidad educativa es el principal resultado que aporta este equipo de investigadores. Así, tras realizar un amplio estudio proponen como posibles soluciones una formación específica a los docentes desde la base para reafirmar su identidad; la promoción de estructuras de relación profesional, que al tiempo que reafirmen la identidad profesional, contribuyan a motivar e intercambiar conocimientos como los sindicatos, las asociaciones de profesores, los colegios profesionales o las redes de centro; la configuración del contexto organizativo de los institutos para facilitar el desarrollo profesional y por último las alianzas con otros factores externos, especialmente la familia, ya que “lejos de una concepción liberal de la profesión, la nueva profesionalidad tiene que asentarse en una colaboración entre centros, familia, municipio y otros sectores de la sociedad”, según explica el director del proyecto y miembro del departamento de Didática y Organización Escolar de la UGR, Antonio Bolívar Botia.
Para llevar a cabo la investigación, los científicos han realizado un análisis cualitativo a partir de a) Entrevistas (cinco mujeres y cinco hombre pertenecientes a distintas materias y con diferentes perspectivas a la hora de abordar el cambio) y b) Grupos de discusión (8 grupos de 6 profesores/as). De este modo, han analizado los componentes de identidad profesional como son la autoimagen, el reconocimiento social, el grado de satisfacción, las relaciones sociales en el centro, la actitud ante el cambio o la formación recibida; su construcción, vivencia o crisis, y vías de salida que proponen.
Entre las conclusiones extraídas de este análisis previo destaca que, en su mayoría, los profesores de secundaria (entrevistados o participantes en los grupos de discusión) padecían una crisis de identidad, llevando en algunos casos a bajas por enfermedad psíquica; en otros a intentar reconstruir su propia identidad, adaptándose a las demandas de su contexto de trabajo.
Un cambio más allá de la ley
En muchos casos los profesores le atribuyen la culpa “ingenuamente” solo a la LOGSE sin tener en cuenta que “aún cuando la ley educativa es responsable de la gran transformación que ha experimentado en los últimos años la enseñanza secundaria, el mayor cambio viene sin duda alguna de la sociedad y de los propios alumnos”, asevera el experto, que añade que “la familia se ha transformado y con ella los valores, a esto hay que sumarle también un cambio en la actitud de los estudiantes, ya que en la ESO ya no existe el público selectivo e interesado que se daba en bachillerato. A todo esto hay que unirle la nueva realidad que se ha dibujado en España a todos los niveles con el fenómeno de la inmigración”.
Así, los profesores que han visto modificado todo su sistema de enseñanza se ven obligados a reconstruir su identidad primero abandonando los roles en los que han sido socializados y después amoldándose al proceso largo y costoso psíquicamente que supone transformar la identidad profesional para adaptarse a los nuevos cambios sociales.
Para reducir los costes de este proceso y mejorar la calidad de vida de los docentes que deben transformar su manera de entender la educación, Bolívar Botia considera que no hay que sumirse en la nostalgia del pasado como pretendió hacer el anterior gobierno con el diseño de la LOCE porque “para bien o para mal el pasado no puede volver y además la realidad actual exige unas respuestas que sólo se pueden encontrar en el presente”.
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