La empresa Hortícola Guadalfeo, ubicada en Motril, produjo el año pasado más de 200 toneladas de tomate negro kumato de las que la mayoría se exportaron a países europeos, lo que supuso un facturación de unos 600.000 euros.
El tomate negro cultivado en Granada se empezó a comercializar en España en 2004, tras su lanzamiento en 2003 en el mercado británico por el gigante agroalimentario suizo Syngenta, que controla la mayor parte del mercado mundial de semillas y que tiene en El Ejido un laboratorio-estación que investiga la calidad de este fruto.
Su tamaño es parecido a una pelota de tenis de mesa, su color choca a primera vista por ser de un verde-marrón oscuro casi negro y su sabor es una mezcla de dulzura y leve acidez, aunque los expertos aseguran que tiene los mismos beneficios para la salud del tomate convencional, es decir, es rico en antioxidantes, vitamina C y licopeno.
La empresa motrileña Hortícola Guadalfeo distribuye esta variedad, que se vende en fruterías selectas de Andalucía y en los mercados hortofrutícolas de Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y Holanda, entre otros países, donde se presenta en barquetas de cartón estrechas con cinco frutos.
El año pasado se produjeron más de 200 toneladas, cuyo precio medio dependió de la situación de los mercados, aunque fue más caro que el de los tomates normales, lo que lo situó entre los dos y tres euros por bandeja.
Según explicó el gerente de la Hortícola Guadalfeo, José Lorente, el tomate negro se obtiene a partir de la Syngenta Seeds, una variedad autóctona de las islas Galápagos, archipiélago del océano Pacífico frente a las costas de Ecuador, mediante métodos tradicionales de selección de variedades de tomate, y se le compara con la variedad 'raf', aunque el precio es más asequible.
'Esta variedad es un ejemplo de cómo la globalización deslocaliza la biodiversidad, ya que los productos de zonas alejadas llegan a todos los países a precios muy competitivos, por lo que algunas empresas de semillas no se limitan sólo a la obtención de nuevos híbridos, sino que establecen una relación con productores y comercializadores para el desarrollo de nuevas líneas de mercado', apuntó Lorente.
El cultivo de Kumato es 'completamente natural y de gran calidad', dijo, ya que no se aplica ninguna técnica de modificación genética, con lo que se consiguen los mismos beneficios para la salud de los tomates normales, y, por su sabor, es una manera de que los niños coman más frutas y verduras.
Los nuevos tomates son el resultado de seis años de investigación y comenzaron a venderse en las verdulerías y supermercados del Reino Unido, país autor de la iniciativa, y desde 2003 se cultivan en la huerta murciana y granadina, donde se exponen a los mismos controles de calidad del resto de los tomates antes de su exportación.
Según las previsiones de la empresa, este año se doblará la producción de kumato, con lo que se está convirtiendo en una de las primeras exportadoras de este producto, y además se pretende investigar para el desarrollo de nuevas variedades y sistemas de producción en los que se minimice los impactos negativos al medioambiente que la actividad agrícola pueda generar.
El tomate negro cultivado en Granada se empezó a comercializar en España en 2004, tras su lanzamiento en 2003 en el mercado británico por el gigante agroalimentario suizo Syngenta, que controla la mayor parte del mercado mundial de semillas y que tiene en El Ejido un laboratorio-estación que investiga la calidad de este fruto.
Su tamaño es parecido a una pelota de tenis de mesa, su color choca a primera vista por ser de un verde-marrón oscuro casi negro y su sabor es una mezcla de dulzura y leve acidez, aunque los expertos aseguran que tiene los mismos beneficios para la salud del tomate convencional, es decir, es rico en antioxidantes, vitamina C y licopeno.
La empresa motrileña Hortícola Guadalfeo distribuye esta variedad, que se vende en fruterías selectas de Andalucía y en los mercados hortofrutícolas de Francia, Alemania, Suiza, Bélgica y Holanda, entre otros países, donde se presenta en barquetas de cartón estrechas con cinco frutos.
El año pasado se produjeron más de 200 toneladas, cuyo precio medio dependió de la situación de los mercados, aunque fue más caro que el de los tomates normales, lo que lo situó entre los dos y tres euros por bandeja.
Según explicó el gerente de la Hortícola Guadalfeo, José Lorente, el tomate negro se obtiene a partir de la Syngenta Seeds, una variedad autóctona de las islas Galápagos, archipiélago del océano Pacífico frente a las costas de Ecuador, mediante métodos tradicionales de selección de variedades de tomate, y se le compara con la variedad 'raf', aunque el precio es más asequible.
'Esta variedad es un ejemplo de cómo la globalización deslocaliza la biodiversidad, ya que los productos de zonas alejadas llegan a todos los países a precios muy competitivos, por lo que algunas empresas de semillas no se limitan sólo a la obtención de nuevos híbridos, sino que establecen una relación con productores y comercializadores para el desarrollo de nuevas líneas de mercado', apuntó Lorente.
El cultivo de Kumato es 'completamente natural y de gran calidad', dijo, ya que no se aplica ninguna técnica de modificación genética, con lo que se consiguen los mismos beneficios para la salud de los tomates normales, y, por su sabor, es una manera de que los niños coman más frutas y verduras.
Los nuevos tomates son el resultado de seis años de investigación y comenzaron a venderse en las verdulerías y supermercados del Reino Unido, país autor de la iniciativa, y desde 2003 se cultivan en la huerta murciana y granadina, donde se exponen a los mismos controles de calidad del resto de los tomates antes de su exportación.
Según las previsiones de la empresa, este año se doblará la producción de kumato, con lo que se está convirtiendo en una de las primeras exportadoras de este producto, y además se pretende investigar para el desarrollo de nuevas variedades y sistemas de producción en los que se minimice los impactos negativos al medioambiente que la actividad agrícola pueda generar.
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