18/5/06

La UGR publica en español el primer monográfico de Sadr Ad-Din Sirazi sobre la filosofía islámica y el problema del ser



Escrito por el profesor Carlos A. Segovia, este ensayo demuestra que la obra de Sadr Ad-Din Sirazi representa un giro copernicano en la historia reciente de la filosofía islámica, lo que demuestra la vitalidad y su ininterrumpida continuidad histórica frente a la opinión extendida de que aquella filosofía había concluido con Averroes (Ibn Rusd) en el siglo XII

El libro, editado por la UGR en la colección Biblioteca de Humanidades/ Filosofía y Pensamiento, que dirige la profesora Remedios Ávila Crespo, trata en tres capítulos de Sadr Ad-Din Sirazi y la continuidad de la filosofía islámica oriental; de la recepción de la filosofía sadriana en Occidente a partir de 1866; y de la filosofía sadriana y el problema del ser, con un comentario de Kitab al-masa ir
"Es conveniente contemplar a Sadrá, antes que como un filósofo islámico o iranio, como un metafísico fundamental, es decir, como un pensador que se interroga por los fundamentos mismos del Ser”. Esta perspectiva y la demostración de que la obra de Sadr Ad-Din Sirazi representa un giro copernicano en la historia reciente de la filosofía islámica, probando la vitalidad y su ininterrumpida continuidad histórica frente a la opinión extendida de que aquella filosofía había concluido con Averroes (Ibn Rusd) en el siglo XII, son algunos de los presupuestos del libro “Sadr Ad-Din Sirazi. La filosofía islámica y el problema del ser”, obra de Carlos A. Segovia que publica la Universidad de Granada en la colección Biblioteca de Humanidades/ Filosofía y Pensamiento, que dirige la profesora Remedios Ávila Crespo.
Según José Antonio Antón Pacheco: “Leer a Sadrá significa, ante todo, adentrarse y profundizar en la temática esencial de la metafisica, sin más aditamentos. Este punto de vista nos mostrará al filósofo de Ñiráz planteando y resolviendo cuestiones de la misma índole y del mismo tenor que aquellas que forman la historia de la filosofía y teo­logía occidentales. Enlazando con esto último, hay otro punto crucial que el estudio de Carlos Segovia pone de manifiesto: el desbaratamiento de la idea tópica según la cual la filosofía islámica acaba con Averroes o todo lo más con Ibn Haldún. Pues Mullá Sadrd Ñirázf no es sino un eslabón, o si se quiere la culminación, de un poderoso proceso de especulación filosófica, teológica, jurídica y hermenéutica que se desarrolla a lo largo de la historia del Islam iranio (o antes incluso, si tenemos en cuenta los orígenes pahlevíes de la filosofia persa). Con toda justicia entonces hemos de colocar esta obra de Carlos Segovia dentro de esa línea de reivindicación y descubrimiento de la filosofia islámico-oriental iniciada por Henry Corbin”.
Con este libro en el que se trata, en tres capítulos, de Sadr Ad-Din Sirazi y la continuidad de la filosofía islámica oriental; de la recepción de la filosofía sadriana en Occidente a partir de 1866; y de la filosofía sadriana y el problema del ser, con un comentario de Kitab al-masa ir, el autor afirma que Sadr Ad-Din Sirazi es un pensador de formación a la vez gnóstica y neoplatónica, cuya obra representa un giro definitivo en el desarrollo de la filosofía islámica y una vasta síntesis del pensamiento elaborado en la dar al-islám hasta finales de nuestro siglo XVI, así como también “el más firme punto de partida del ulterior decurso de la primera en las tierras orientales del Islam”.
La obra de Sadrá Sírází supone, por lo demás, una drástica reorientación de la ontoteología filosófica tradicional a la luz de la Revelación coránica, y, en concreto, a la luz de su interpretación gnóstica o esotérica, sin que puedan obviarse, entre otros, los componentes neoplatónicos que revierten sobre ella y que contribuyen a tal empresa.
“No sólo reviste ella considerable interés, así pues, para el estudio de la filosofía islámica, sino también para el de la filosofía a secas. Y no únicamente con vistas al esclarecimiento de una región de su historia cuya geografía es infinitamente más compleja de lo que de ordinario se ha supuesto al haberse ignorado la existencia de una filosofía islámica posterior a Averroes, sino también con vistas a la comprensión de algunos de los debates más importantes recien­temente promovidos por el pensamiento contemporáneo”.

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