El trabajo, realizado en el departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada, refleja también que en el alumnado rural aparecen con menos frecuencia comportamientos agresivosLa convivencia en una misma clase de niños de distintas edades y una ratio escolar más baja son dos de las causas de la mayor estimulación de los alumnos de los pueblos
¿Existen condicionantes específicos en el contexto escolar rural que influyan en el rendimiento académico y la convivencia del alumnado? ¿En qué se diferencia la educación que recibe un niño en un pueblo pequeño de la que el sistema educativo ofrece a los habitantes de una gran ciudad? A estas preguntas ha querido dar respuesta Antonio Bustos Jiménez, investigador del departamento de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada, a través de su tesis doctoral ‘Los grupos multigrado de Educación Primaria en Andalucía’, el primer estudio en profundidad relacionado con la materia que se realiza en nuestro país y que ha sido dirigido por los catedráticos Juan Bautista Martínez Rodríguez y Manuel Lorenzo Delgado.
La tesis de Antonio Bustos toma como problemática la escasa realización de estudios acerca de las escuelas rurales en Andalucía, y ha venido a llenar un espacio vacío que existía hasta la fecha en este ámbito: las situaciones de enseñanza-aprendizaje en el contexto rural. Los objetivos de su estudio se relacionan con los problemas que en el sistema educativo español se vienen discutiendo desde hace años sobre heterogeneidad y variedad de los grupos-clase.
“Este trabajo ha permitido acabar con ciertos mitos existentes sobre los grupos multigrado (alumnado de diferentes edades agrupados en la misma clase, debido a la baja matrícula en núcleos de población reducidos) y el contexto escolar rural”, explica el investigador de la UGR. Su tesis ha desarrollado una metodología mixta a través de un estudio elaborado durante dos años entre el profesorado de escuelas rurales de toda Andalucía, y un estudio en profundidad realizado en un Colegio Público Rural (CPR) de la provincia de Granada.
El estudio de casos es prácticamente inusual en el análisis de este tipo de escuelas, y ha sacado a relucir los problemas de fondo que persisten: escasa o nula formación del profesorado para impartir en estos centros, precariedad y escasez de recursos financieros y tecnológicos, aislamiento de sus comunidades educativas, cierta discriminación corporativa, prejuicios negativos sobre el medio en que se insertan los centros escolares rurales…
Mayor calidad en las relaciones
Los resultados de la investigación ponen en evidencia el modelo escolar urbano como influyente por dominación cultural en la tradición educativa, ya que “la tesis demuestra que el alumnado de colegios públicos rurales obtiene mejores resultados académicos, y que los grupos-clase donde se genera el aprendizaje, así como su contexto, son escenarios de una convivencia facilitada”, apunta Antonio Bustos. Así, con este estudio queda patente que el alumnado rural, entre otras cosas, construye su identidad escolar en base a la mayor calidad de las relaciones interpersonales entre los diferentes sectores representados en la comunidad escolar. El trabajo realizado en la UGR ha dejado claro que el alumnado que llega a los institutos procedente de estos colegios lo hace en mejores condiciones académicas y además presenta una menor aparición de comportamientos agresivos.
Y es que, para el investigador granadino, “el medio rural y las condiciones que la propia escuela proporcionan a través de una estructura organizativa y microsocial peculiar del alumnado, suponen los estímulos principales de los beneficios por los que el alumnado se ve compensado en núcleos geográficos que, en su mayoría, son desfavorecidos y de cierto aislamiento”. Sólo en la etapa de Educación Primaria, esta realidad afecta a unos diez mil alumnos en Andalucía.
Aprendizaje contagiado
El profesor Bustos considera que son dos las causas por las que el alumnado rural obtiene mejores resultados académicos. “De una parte, en la escuela rural se da un ‘aprendizaje contagiado’, por impregnación mutua. La existencia en un mismo grupo-clase de alumnado de distintas edades provoca que los de menor edad se familiaricen y conozcan de forma adelantada los contenidos correspondientes a próximos cursos escolares a través del trabajo escolar del alumnado mayor y de la acción del docente. Los mayores consolidan los aprendizajes a través de lo que escuchan y observan en el trabajo del alumnado de menor edad, repasando contenidos ya tratados en cursos anteriores”. Además, la ratio escolar (número de alumnos por clase) es mucho más baja en los pueblos pequeños que en el resto de localidades (10,6 niños por clase, frente a 21,6 de media en esta etapa educativa en Andalucía), “lo que permite a los docentes dedicar más tiempo al alumnado y ofrecerle una mayor atención individualizada”,
Las conclusiones de la tesis doctoral del investigador de la UGR alertan a la administración educativa, a las facultades de educación, al cuerpo de inspección educativa y al propio profesorado sobre “diferentes falacias que se mantienen sobre la práctica metodológica y organizativa en este tipo de centros, y de los males que les siguen aquejando”. Así, Antonio Bustos considera que es necesario “revisar el concepto de calidad educativa aplicada a centros rurales, ya que el capital cultural del medio rural es de tal magnitud que se deben abandonar progresivamente el complejo de inferioridad y el victimismo con los que tradicionalmente se ha identificado a las escuelas ubicadas en este contexto”.
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