2/11/06

La Unidad de Psicología Clínica de la UGR ofrece a la comunidad universitaria asistencia para el tratamiento de la ansiedad



Durante los meses de noviembre y diciembre se realizará la evaluación de las personas afectadas, que comenzarán el tratamiento en enero de 2007
Desde la primera edición del programa ‘Evaluación y Tratamiento de los Trastornos de la Ansiedad’ hasta la actualidad, han sido atendidas un total de 199 personas, en su mayoría mujeres y pertenecientes al colectivo estudiantil


La Unidad de Psicología Clínica de la Facultad de Psicología inicia para el nuevo curso el programa ‘Evaluación y Tratamiento de los Trastornos de la Ansiedad’, coordinado por los profesores Jaime Vila Castellar y María del Carmen Fernández-Santaella Santiago, del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Granada.
Según los responsables del programa, “la ansiedad es una respuesta emocional de miedo intenso que se produce ante estímulos o situaciones que se perciben como peligrosas o amenazantes a algún nivel”. Existen diferentes trastornos de la ansiedad, cada uno de ellos con sus características personales, siendo los principales las fobias específicas (miedo a algunos animales, a la sangre, a las alturas, etc.); ansiedad social (miedo a reuniones, fiestas, etc.); ansiedad generalizada (preocupación excesiva por distintos temas relacionados con la vida diaria); trastorno de pánico (repentinos ataques de miedo intenso acompañados de síntomas físicos: palpitaciones, sudores, mareo, tensión, ahogo, etc.); trastorno de pánico con agorafobia (miedo intenso a sufrir un ataque de pánico en determinados lugares); trastorno de estrés post-traumático (miedo intenso en distintas situaciones después de haber vivido o presenciado un acontecimiento traumático o algo que amenazara la propia vida); y trastorno obsesivo-compulsivo (miedo intenso a determinados pensamientos e imágenes, junto a una necesidad imperiosa de repetir una y otra vez comportamientos para reducir ese miedo, por ejemplo, lavarse las manos, comprobar cosas, ordenar cosas, etc.)

Habilidades para cambiar de conducta
En primer lugar, y durante los meses de noviembre y diciembre, se realizará la evaluación de las personas afectadas por alguno de estos trastornos. Con esta finalidad, se utilizarán técnicas de entrevista clínica, cuestionarios, observación conductual, auto-registros específicos y registros psicofisiológicos, al tiempo que “se motivará a los pacientes para que se impliquen activamente en el proceso de cambio”.
Los programas de tratamiento se estructuran en tres etapas secuenciales, que se inician con una fase inicial de preparación al tratamiento, donde se da información detenida al paciente sobre los problemas de ansiedad que presenta; y una segunda fase de tratamiento propiamente dicha, con contenidos específicos de cada trastorno. No obstante, en esta etapa hay un componente común a todos ellos, y es “la exposición -en la imaginación y/o en vivo- a los estímulos o situaciones que generan ansiedad, proporcionando las habilidades necesarias a los pacientes para que esta exposición pueda llevarse a cabo de manera eficaz”. Finalmente, se llega a una tercera fase de mantenimiento, en la que se programan sesiones de seguimiento, tanto para evaluar el mantenimiento de los logros como para abordar nuevos problemas que puedan haberse presentado.
Las sesiones terapéuticas serán semanales, individuales o en grupos reducidos. Tanto el terapeuta como el paciente disponen de un libro-guía en el que se describen los contenidos detallados de cada sesión y las tareas a realizar entre cada una de ellas.
Desde la primera edición del programa en 2002 hasta el momento actual, han sido atendidas un total de 199 personas, la mayoría de ellas mujeres y pertenecientes al colectivo estudiantil.

1 comentario:

Anónimo dijo...

ver www.psicologia-y-clinica.blogspot.com

LOS PSICOLOGOS CLINICOS QUE COMPLETARON EL PIR* NO SON PROFESIONALES SANITARIOS
* PIR = psicólogo interno residente

La ley vigente sobre ordenación de las profesiones sanitarias –conocida como Lops- dice claramente quiénes son profesionales de la salud: “De nivel Licenciado: las profesiones para cuyo ejercicio habilitan los títulos de Licenciado en Medicina, en Farmacia, en Odontología y en Veterinaria y los títulos oficiales de especialista en Ciencias de la Salud … “

No aparecen en la ley ni los psicólogos (sin PIR) ni los psicólogos clínicos (con PIR).

Y está muy bien que sea así ya que estos profesionales tienen serias limitaciones a la hora de diagnosticar y prescribir tratamientos para trastornos mentales, además de no estar capacitados para recetar fármacos.

El concepto arcaico de separar lo mental de lo orgánico se ve aún hoy reflejado en los manuales de psiquiatría DSM IV y CIE 10. Sin embargo se trata de un grave error: la mente no es más que una función del cerebro. Los grandes avances en psicofarmacología muestran que los fármacos serán utilizados cada vez más para tratar los trastornos mentales.

Los psicólogos clínicos sólo disponen de unos pocos tratamientos cognitivos conductuales eficaces -comprobados científicamente - para tratar tan sólo unos pocos trastornos mentales de los que se detallan en los manuales de psiquiatría.

Estos pocos trastornos además no son los más graves, como pueden ser la esquizofrenia o el trastorno depresivo mayor, por ejemplo. Por otro lado muchos de estos pocos trastornos que podrían ser tratados con terapias cognitivo conductuales, también admiten tratamientos farmacológicos.

Se ven claramente las limitaciones del psicólogo clínico frente al médico psiquiatra para tratar enfermedades mentales. Como bien reconocen los psicólogos clínicos “el empleo de fármacos no es parte del tratamiento psicológico, aunque pueden combinarse ambos tipos de terapia cuando se considera oportuno”.

Nótese que el psicólogo clínico debería depender sin excepción del médico psiquiatra para saber cuando “se considera oportuno” suministrar fármacos (además de que el psicólogo clínico no puede prescribir medicación) mientras que el psiquiatra sí está capacitado profesional y legalmente para aplicar terapias cognitivo conductuales eficaces si lo considera necesario sin que necesite consultar a un psicólogo clínico.

El médico psiquiatra está capacitado para diagnosticar la totalidad de los trastornos mentales (además de conocer perfectamente otras enfermedades por ser médico), y aplicar cualquier tratamiento científicamente comprobado, sea cognitivo conductual o farmacológico o ambos. El psicólogo clínico se encontraría muy limitado a diagnosticar muy pocos trastornos mentales, para los que no puede aplicar la gran gama de tratamientos farmacológicos …

Pero lo más importante, el psicólogo no debería diagnosticar nada sin recurrir a un médico psiquiatra o a un médico neurólogo, ya que al no estar capacitado en esas especialidades bien podría errar en el diagnóstico con graves consecuencias para la salud del paciente.

Es de esperar que en el futuro esta ley se mantenga tal como está para beneficio de los pacientes con trastornos mentales. Si tuviéramos que dar un consejo a los jóvenes que se interesan en trabajar en el área de la salud mental les diríamos que sigan la carrera de medicina especialidad psiquiatría o neurología, ya que como psicólogos –clínicos o no- no lo podrán hacer.

El papel de los colegios de psicólogos en todo este tema ha sido muy lamentable.

Al principio, cuando se comenzó a hablar de diferenciar a los psicólogos sin PIR de los psicólogos con PIR o clínicos … ¿No vieron ahí los directivos de los colegios profesionales la oportunidad de reservar el área de salud para la elite de psicólogos con PIR, y así obtener una porción mayor del mermado mercado de las terapias psicológicas? Pero si fue así les ha salido mal porque todo el debate ha servido para demostrar que ni siquiera los psicólogos clínicos están capacitados para el área de salud sin depender del médico psiquiatra. Y ahora estos directivos … ¿No intentan defenderse con teorías conspiranoicas para ocultar su propia incapacidad? ¿No deberían renunciar en masa? Deberían decir la verdad –que el psicólogo no es profesional sanitario- y dejar de convocar a los psicólogos sean colegiados o no, sean PIR o no, y a los estudiantes de psicología a protestar para que se reconsidere la Lops … con el propósito de que entren en ella los PIR y sólo los PIR. Y si lograran esto último … ¿Se darían por satisfechos y se olvidarían de quienes no tienen el PIR?

Durante todos estos años tuvieron la oportunidad –y no lo hicieron- de pedir una reinserción del psicólogo en el área de salud mental de la única manera que puede serlo: como auxiliar de los médicos psiquiatras y neurólogos … En lugar de eso … ¿No han avalado a los psicólogos colegiados para aplicar toda una serie de “terapias” no probadas como el psicoanálisis, las flores de Bach, la programación neurolinguística, la hipnosis, la colorterapia, la aromaterapia, la grafología, la gemoterapia y un largo etcétera sin plantearse nunca el mal que esas prácticas le hacían a los pacientes y a la profesión del psicólogo? No es de extrañar el recelo con que los profesionales de la salud miran a los psicólogos, deben compararlos con tarotistas o videntes … Mientras tanto parece ser que formar parte de las direcciones de los colegios de psicólogos sigue siendo un gran negocio.

¿Cuál será el rol del psicólogo en el futuro? Dedicarse a la ciencia básica. Y a la ciencia aplicada en ámbitos no sanitarios: educación, organizaciones, trabajo, recursos humanos, política … Su intervención en lo sanitario podría llegar a ser a lo sumo como auxiliar de los médicos psiquiatras y neurólogos aplicando tratamientos cognitivo conductuales o rehabilitaciones neuropsicológicas, pero nunca haciendo diagnóstico ni prescribiendo tratamientos de ningún tipo.

Invitamos a los médicos psiquiatras y neurólogos y a los psicólogos a debatir este tema en los “Comentarios” de este blog o enviando un email a franciscojavierfp@yahoo.es