17/4/08

La UGR publica un libro sobre el fraude de las excavaciones romanas en el Albaicín a mediados del siglo XVIII



Bajo el Título “Don Juan de Flores y Oddouz. Pícaro y mártir”, se publica por la Editorial de la Universidad de Granada el libro del profesor Manuel Sotomayor Muro (Algeciras, 1922), catedrático emérito de Historia de la Iglesia Antigua de la Facultad de Teología de Granada y reconocido arqueólogo; miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada y Premio de Andalucía de Patrimonio Histórico.
Con el subtítulo “Cultura y picaresca en la Granada de la Ilustración”, el profesor describe en este volumen lo que encuentra cuando en 1983 le encargan la dirección de las excavaciones en la zona del que hoy se conoce como Carmen de la Concepción (en el entorno de la Alcazaba Cadima en la colina del Albaicín).
El autor cuenta una historia verídica, pero a la vez amena, divertida y enriquecedora, llena de momentos cómicos y curiosas situaciones. De esta forma, Sotomayor se acerca, movido por su interés arqueológico, a un auténtico sondeo de la sociedad granadina de la segunda mitad del siglo de las luces.
Se trata de la reedición del libro de Sotomayor, publicado ya en 1988, en el que se relatan las andanzas arqueológicas de don Juan de Flores y Oddouz, antiguo beneficiado de la catedral de Granada, que realizó unas famosas excavaciones entre los años 1754 y 1763. La localización de las mismas fue muy importante, porque en dichas excavaciones Flores descubrió auténticos restos arqueológicos de gran interés para el conocimiento de la Granada romana.

Consecuencias del fraude
El problema residió en que la expectación levantada arrastró a Flores a convertir el posible acontecimiento en un fraude burdo, prolongado y, sobre todo, perjudicial para la historia de la ciudad de Granada ya que dedicó su esfuerzo en perpetuar la novedad del hallazgo de forma innecesaria a través de falsificaciones arqueológicas.
Incluso todo el mundo parecía conocer este secreto a voces menos las autoridades que no lo quisieron escuchar. De hecho el propio descubridor, que contó con todos los favores reales - llegando el mismo monarca Fernando VI a proveerlo económicamente - terminó sus días condenado, humillado, rechazado y enfermo.
Las repercusiones de dicho fraude obstaculizaron la posibilidad real de conocer con profundidad la originaria ciudad romana surgida sobre la colina del Albaicín; pero sobre todo provocaron el descrédito de la arqueología granadina en general, lo que a la vez desencadenó el debate sobre la fundación de Granada y dio peso a la teoría del origen islámico de la misma.

1 comentario:

Anónimo dijo...

quiero saber por que cada vez que se encuentra un hallazgo arqueologico lo des trullen ablo de motril no puedo conprender que esta ciudad quiera turistas si na da que ber luego los havitantes de motril quieren saber sus origenes i quien estubo en nuestra ciudad el alcalde tiene que mirar tanvien por estas cosas