1/7/08

La UGR publica un libro sobre el español hablado en Granada

Con la idea de conocer mejor los procesos de acomodación de los hablantes a las diferentes normas, y detectar los factores que condicionan los fenómenos de convergencia y divergencia dialectal, nació, de manera coordinada, en Málaga y Granada, el proyecto FORDIAL, Formación Dialectal, (Villena et alii, 2003), que ya ha empezado a dar sus frutos (Molina, 2003; Melguizo, 2005; 2007; en prensa). En este contexto surge el Proyecto ESEGRA, Estudio sociolingüístico del español de Granada, en el que se inscribe esta publicación.

El proyecto ESEGRA forma parte del proyecto coordinado Estudio Sociolingüístico del Español de Granada, Las Palmas, Lleida, Madrid-Alcalá, Málaga y Valencia , cuyo objeto es la incorporación de Granada y el resto de las ciudades mencionadas al grupo de las ciudades que llevan a cabo el Macroproyecto panhispánico PRESEA (Estudio Sociolingüístico del Español de España y América), que nació bajo los auspicios de la Asociación de Lingüística y Filología de la América Latina (ALFAL).

El libro, editado por la Universidad de Granada, ha sido coordinado por el profesor Juan Antonio Moya Corral, del departamento de Lengua Española de la UGR. Esta publicación que ve la luz ahora no es más que una primera entrega de la colección de materiales que constituirán el Corpus PRESEA del español de Granada. Es el resultado de los trabajos de un grupo de investigadores del Departamento de Lengua Española de la Universidad de Granada interesados por incorporar a Granada en el conjunto de las ciudades adheridas al Proyecto panhispánico PRESEA (Proyecto para el Estudio Sociolingüístico del Español de España y América).

El corpus que se ofrece en este volumen está elaborado según la metodología del Proyecto PRESEA. En primer lugar --señalan los autores-- pretende ser representativo de la comunidad de habla que se ha de estudiar y por ello se tuvieron en cuenta todos los condicionamientos sobre la forma de la muestra y sobre el modo de recolección de datos. En segundo lugar, el corpus permite la comparación con los obtenidos por los otros grupos de trabajo, así como el intercambio de información, habida cuenta de que se han respetado ciertos parámetros esenciales para lograr la homogeneidad. Se trata de un corpus de entrevistas semiformales parcialmente dirigidas, con un guión previo y un amplio volumen de preguntas.

El objetivo de PRESEA es la creación de un corpus sincrónico del español hablado en los principales núcleos urbanos de España y América. Uno de los requisitos de este corpus es la homogeneidad, que se consigue mediante la aplicación de una metodología sociolingüística a la que habrán de someterse todos los subproyectos (Moreno, 1996).

Hasta época relativamente reciente, mediados del siglo pasado, el panorama lingüístico que ofrecía la ciudad de Granada era radicalmente distinto del que percibimos en la actualidad; fue, precisamente, a partir de la leve inflexión económica ocurrida en los años 50 del siglo XX cuando se inicia un cambio social –cierta bonanza económica en la ciudad, movimientos poblacionales internos y recepción de inmigración procedente del área rural colindante y de otras provincias cercanas– que arrastra consigo un importante cambio lingüístico.

Los estudios sobre El habla de Granada (Moya y García Wiedemann, 1995; Moya, 1997) basados en análisis en tiempo aparente confirman esta observación. Así por ejemplo, los datos del ALEA (Alvar, Llorente y Salvador 1961-73) informan, con respecto a las sibilantes, del hecho de que en el momento en que se realizó dicho estudio –los investigadores del ALEA recogieron sus datos hacia 1953– el seseo era la norma más general en Granada. En ese sentido, no es de extrañar que los porcentajes que aporta la generación de los mayores, investigada en este estudio sobre El habla de Granada, coincidan, mutatis mutandis, con la información que registra el ALEA. “Hasta la década de los años 50 aproximadamente --afirman los autores de este libro-- las estructuraciones más frecuentes en Granada eran las igualadoras, seseo y ceceo; la distinguidora, en cambio, era muy poco significativa, el hecho es que el ALEA no la cita, ni siquiera como norma minoritaria del habla de Granada”.

Este cambio tan radical en la forma de hablar de los granadinos se debió, en gran medida, a los procesos migratorios que tuvieron lugar, sobre todo, a lo largo de la década de los años 60 del siglo pasado (Moya, 1997 y 2000). En ese contexto de mezcla de población en donde cada hablante, según su procedencia, participaba de formas lingüísticas diferentes –dotadas, a su vez, de muy distintas valoraciones–, y en donde no existía una norma regional con suficiente prestigio como para imponerse sobre las demás, se fueron generalizando finalmente las manifestaciones más estándar del español peninsular, como son la distinción s/θ y la /t∫/ africada.

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