Los periodistas andaluces, por medio de la Federación Andaluza de Asociaciones de la Prensa, de la que forma parte la Asociación de la Prensa de Melilla, hacen público su más contundente y enérgico rechazo a los insultos y persecución de la que están siendo objeto los periodistas melillenses, a la par que se sumarán a las acciones legales que emprendan Éstos, si deciden presentar la querella criminal ante el delito de calumnia que se acaba de cometer contra los mismos.
Suele ser ya algo habitual que los periodistas seamos insultados. Creíamos que esto sólo ocurriría en períodos electorales pero todo indica que va a continuar también en una época relativamente, en este orden de cosas, más tranquila como la actual.
En cierto modo, jamás hemos dejado de hacer ver a no pocos partidos políticos que sepan diferenciar sus intereses, deseos y pretensiones de los de los periodistas. Que entendieran que sus cuitas personales y enfrentamientos políticos deben quedar entre ellos y no incluir de forma desaforada al ciudadano en general, en este caso, al melillense y al periodista en particular.
Así, rechazamos sin paliativos la grave acusación de "sicarios" con la que se califica a los profesionales de la prensa de la ciudad de Melilla (Y así lo hacemos y expresamos para que no haya dudas al respecto). No se olvide jamás que en derecho el que afirma, el que acusa, tiene que probar como corresponde el atrevimiento de la calumnia y la injuria como medio de insulto y desquite, sea del orden que sea.
En todo caso una expresión como la escuchada esta semana ha sido sobretodo inoportuna, injusta e inadmisible. Inoportuna porque ha aparecido en un momento en donde empezaban a quedar aparcadas las tensiones del 2011 con el esfuerzo de todas las partes. Injusta porque ataca directamente a un numeroso gremio que es objetivo de insultos, consecuencia del completo desconocimiento de su trabajo por parte de muchos, e inadmisible por razones obvias.
Nuestra labor de informadores o comunicadores de los acontecimientos diarios nos hace ser prudentes a la hora de opinar, salvo en momentos ocasionales, pero la experiencia de algunos de nosotros sí nos permite asegurar que las campañas electorales siguen ganándose en la calle con el trato directo hacia el potencial votante junto a una buena dosis de imaginación y paciencia. Por el contrario, jamás se obtienen buenos resultados con acciones gratuitamente ofensivas e hirientes, ni tampoco con charlas vespertinas e intrascendentes a través de las redes sociales que sólo llevan a una autocomplacencia de un grupo que a nadie interesa a la hora de la consideración que le corresponde por sus acciones cada partido o político. Ese sí es el camino de la derrota tanto en las urnas como el permanente ante el ciudadano.
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