Científicos del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Granada (UGR) realizaron un estudio con el objetivo de alargar la vida comercial de la chirimoya a través de un mecanismo que haga a este fruto más resistente al frío.
En un nota de Andalucía Investiga, el programa de divulgación científica de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa, se explica que el principal inconveniente con el que se han encontrado tanto empresarios del sector como científicos es que al tratarse de un fruto subtropical no puede almacenarse y transportarse a la misma temperatura de conservación que otros frutos como el aguacate, que sí resisten las bajas temperaturas.
Así, aunque con esta refrigeración lograron incrementar en siete días el periodo de maduración, este tiempo no es suficiente para que el fruto traspasase las fronteras y llegue en buen estado a los consumidores, pues hay que tener en cuenta la recolecta, la estancia en las cooperativas o el transporte.
En esta línea, el grupo de investigadores planteó que este fruto responde con un sistema de defensa a situaciones de estrés como es el frío y aseguró que las bajas temperaturas inducen una respuesta a nivel celular.
Una característica importante de esta respuesta consiste en alteraciones en la expresión de genes que promueven la síntesis de proteínas de estrés, conocidas como proteínas de choque térmico, que protegiendo a las plantas frente a diferentes condiciones extremas, podrían modular la maduración a bajas temperaturas sin la aparición de daños por frío.
Por lo tanto, los científicos en estos momentos están estudiando las condiciones para que la chirimoya "sobre exprese" esas proteínas de estrés, es decir, que su concentración sea mayor de lo normal, y puedan tolerar por tanto temperaturas más bajas.
Sin embargo, y al tratarse de un fruto poco conocido a nivel mundial, científicamente hablando, los investigadores tienen que caracterizar en primer lugar, las proteínas de choque térmico en chirimoya, para después inducir su síntesis y evaluar este mecanismo de resistencia al frío durante la maduración de los frutos.
En definitiva, y según afirmó el coordinador del grupo de investigación de la UGR, Alberto Vargas Morales, "es una solución a largo plazo que supondría un impacto económico importante en la agricultura de la costa granadina, permitiendo mayor disponibilidad de este fruto, menor estacionalidad de la oferta, y la apertura de nuevos mercados".
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