Investigadoras de la Universidad de Granada han analizado la situación en cinco centros de enseñanza y en un total de 16 grupos de ESO, Bachillerato y Formación Profesional de la provincia, para determinar cómo se generan las prácticas de dominación de género en la escuelaUn mayor espacio destinado a las actividades de ocio normalmente desarrolladas por los varones, contenidos escolares en los que todavía se mantiene la clásica división de géneros o la diferencia entre los castigos y refuerzos que se imparten en función de los sexos, son algunos de los principales resultados de la investigación, que ha sido financiada por el Instituto Andaluz de la Mujer dentro del Segundo Plan de Acción del Gobierno Andaluz contra la Violencia hacia las Mujeres
En los castigos o refuerzos, en las palabras, en los contenidos escolares o en el propio espacio que la escuela destina al ocio de niños o niñas se esconde con sutileza la violencia de género. Así lo revela un estudio desarrollado por investigadoras de la Universidad de Granada en cinco centros de enseñanza y en un total de 16 grupos de ESO, Bachillerato y Formación Profesional de la provincia, que pretende concienciar e informar al profesorado de las prácticas educativas, que de forma casi imperceptible, promueven la infravaloración de la mujer por su simple condición sexual.
Para analizar y determinar cómo la violencia de género puede impregnar la cotidianeidad escolar, el equipo de investigadoras ha llevado a cabo un trabajo intensivo de observación participante dentro del aula y en espacios compartidos, de forma que a cada centro ha asistido una antropóloga, permaneciendo con los grupos aproximadamente cinco horas diarias durante tres semanas.
La interacción entre el profesorado y el alumnado, entre los propios compañeros de clase, el contenido de la comunicación y todo lo relacionado con las conductas de las niñas y niños, así como las formas en las que se llevan a cabo los refuerzos y castigos para unos y otros, son algunos de los elementos que se han estudiado de forma diaria, según explica la directora del proyecto y profesora del departamento de Antropología Social de la Universidad de Granada, Carmen Gregorio Gil, quien añade que han partido de la definición de violencia como “cualquier práctica social que implica la desvalorización de lo femenino, así como el ejercicio de la dominación de forma consciente o sutil hacia las mujeres, invalidando o silenciando sus voces, controlando las acciones de sus cuerpos, desprestigiando las tareas asignadas históricamente a las mujeres o limitando y excluyendo los usos que hacen del espacio” para hacer el análisis de cada uno de los elementos anteriores.
Discriminación en las prácticas escolares
Una vez estudiados todos estos factores, las responsables de esta investigación han llegado a la conclusión de que “la violencia de género hay que observarla más allá de la supuesta mayor violencia ejercida por los niños sobre las niñas. Es necesario poner la atención en su reproducción mediante prácticas escolares que desvalorizan lo femenino o legitiman el uso de la fuerza física, modelando y naturalizando los cuerpos y acciones de los niños y las niñas”.
Esta conclusión se pone de manifiesto en algunas de las prácticas escolares diarias, como por ejemplo el hecho de que cuando las niñas hablan en público se les asignen determinadas atribuciones, impidiéndoles en muchos casos que expresen sus propias opiniones. También se puede observar esta discriminación en las prácticas sancionadoras, imponiéndoles a los chicos castigos físicos que, en ocasiones, conllevan la expulsión, mientras que a las chicas se les recrimina, atendiendo a referencias morales o éticas. Se puede apreciar, así mismo, en los propios contenidos escolares, en los que todavía se desvalorizan determinadas tareas que, históricamente, han desarrollado las mujeres, y finalmente, en los espacios de ocio destinados a unos y a otras, de forma que hay más áreas reservadas para los juegos que habitualmente realizan los chavales como el baloncesto o el fútbol, que para a otro tipo de actividades de práctica más usual entre las niñas.
Así, el principal objetivo de este informe es que el profesorado tenga herramientas para identificar todos aquellos elementos de los que no somos conscientes porque se encuentran, de alguna forma, totalmente integrados en la propia cultura de género, de forma que estén capacitados para transmitir a los niños valores que favorezcan la convivencia en igualdad de condiciones, eliminando poco a poco la violencia de género en el futuro.
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