13/1/06

La UGR edita un libro sobre astronomía, cartografía y geodesia aplicadas a la Topografía y Fotogrametría

Escrito por el profesor Mario Ruiz Morales, del departamento de Expresión Gráfica en Arquitectura y en la Ingeniería, el libro trata, entre otros aspectos, del problema de la localización geográfica, los sistemas de referencia terrestres y la localización mediante satélites

El volumen incluye dos anexos sobre la Ley de Ordenación de la Cartografía, que regula ese tipo de actividad en España, y un listado en el que se relacionan los Organismos Cartográficos Europeos, incluyendo direcciones postal y electrónica


Los libros dedicados al estudio de la Topo­grafía y de la Fotogrametría no suelen analizar, siquiera de manera sucinta, las cuestio­nes astronómicas, cartográficas y geodésicas, que paradójicamente son imprescin­dibles para poder entender cabalmente el significado y aplicaciones de esas dos disciplinas. Con estas premisas, y con el ánimo de paliar, en lo posible, esta deficiencia, justifica el autor Mario Ruiz Morales, profesor del departamento de Expresión Gráfica en Arquitectura y en la Ingeniería de la Universidad de Granada, la publicación de este libro que, con el título de “Complementos Geodésicos Cartográficos”, aparece bajo el sello de la Editorial UGR.
“Es obligado mencionar --señala el autor-- que está llamado a ser referencia bibliográfica imprescindible para aquellos alumnos que cursen la asignatura Siste­ma Cartográficos, la cual se viene impartiendo en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad de Granada. Un rápido examen de su índice muestra como su primera parte se centra en la definición de las coordenadas astronómicas y geodésicas, cuya relación, que no es en absoluto trivial, se demuestra apoyándose en los imprescindibles sistemas de referencia, tanto geocéntricos como topocéntricos. La segunda parte es esencial­mente un resumen de la conformidad, propia de la Cartografía Matemática, que desemboca en el estudio detallado de la proyección Lambert que es, junto a la UTM, el prototipo de los sistemas cartográficos conformes, generalmente emplea­dos. Los últimos capítulos se dedican a la cartografía topográfica, detallando sus principales peculiaridades, para terminar con unos breves apuntes sobre los Orga­nismos Cartográficos”.
Además de los capítulos dedicados al problema de la localización geográfica, los sistemas de referencia terrestres, la localización mediante satélites, la representación conforme del elipsoide de revolución, la cartografía topográfica y los organismos cartográficos, el volumen incluye dos anexos sobre la Ley de Ordenación de la Cartografía, que regula ese tipo de actividad en España, y un listado en el que se relacionan los Organismos Cartográficos Europeos, incluyendo direcciones postal y electrónica.



Concepción inicialmente localista

Según el autor de este libro de complementos geodésicos y cartográficos, en los albores de la historia de la humanidad la concepción del mundo era obligatoriamente localista, limitándose poco más o menos al propio territorio, aisla­do por las consabidas barreras físicas del desierto, por las montañas y, sobre todo, por el mítico océano que envolvía al conjunto habitado. “La superación de tan primario concepto –asegura el profesor Mario Ruiz Morales-- fue debida fundamentalmente a las múltiples exploraciones y conquistas de la antigüedad, permitiendo que los grandes pensadores griegos apro­vecharan semejantes experiencias para formular los primeros postulados geográfi­cos y geométricos con un cierto rigor. No ha de olvidarse que a tales sabios se debe una de las preguntas básicas de las Ciencias Geográficas: ¿Cuál es la figura y el tamaño de la Tierra?, una pregunta que ellos mismos se encargarían pronto de contestar; aunque hubiese que esperar nada menos que al Renacimiento para que la circunnavegación, iniciada por Magallanes y finalizada por Elcano, probara defini­tivamente la esfericidad terrestre, sacando de la ignorancia a la mayoría de las personas instruidas pero todavía ancladas a una tradición geográfica teológicamente conforme”.
La respuesta a la pregunta anterior no pudo ser obvia ya que para ello se tuvieron que trasladar al globo terráqueo los planteamientos geométricos que tenían establecidos los astrónomos sobre la esfera celeste. “Así fue, gracias a esa genial transposición --continúa Mario Ruiz-- como se combinaron observaciones astronómicas con otras determinaciones topográficas para determinar finalmente el radio de nuestro plane­ta; ese procedimiento geodésico tuvo la virtud de persistir, con análogos fines, hasta bien entrado el pasado siglo XX. A los geógrafos y geómetras griegos se les debe asimismo la definición del primer par de coordenadas curvilíneas, latitud y longi­tud, que permitieron localizar planimétricamente cualquier punto de la superficie de la Tierra. Sin embargo el posicionamiento completo no comenzó a vislumbrarse hasta que por primera vez se habló del nivel del mar como superficie a partir de la cual se deberían contar las altitudes”.
El autor del libro asegura, igualmente que “la determina­ción verdaderamente fiable de las tres coordenadas que localizan espacialmente los detalles superficiales, marítimos o terrestres, solo ha sido posible en fechas relati­vamente recientes”.

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