7/9/06

La mayoría de los divorcios que se producen tras las vacaciones se dan entre parejas de recién casados, jóvenes y con un hijo


Diego Becerril Ruiz, profesor de Sociología de la UGR y autor del libro ‘Después del Divorcio’, destaca que la mayor parte de las separaciones se dan en matrimonios que no habían convivido antes de casarse
Según diversos estudios, una de cada tres rupturas que tienen lugar en España ocurre tras el descanso estival


Para muchas parejas españolas, el mes de septiembre no sólo va a suponer el fin de las vacaciones estivales, sino también de su propio matrimonio. Según el informe ‘Evolución de la Familia’, elaborado por el Instituto de Política Familiar, en la Unión Europea se rompe un matrimonio cada 33 segundos, siendo España el tercer país donde más ha crecido el número de divorcios entre 1995 y 2004 -un 59%, que sólo superan Portugal (89%) e Italia (62%)-.
Diversos trabajos apuntan que aproximadamente uno de cada tres divorcios que se producen en nuestro país tienen lugar en el mes de septiembre. La razón parece evidente: en el caso de las vacaciones de verano, el roce no hace el cariño, sino todo lo contrario. “Son muchas las parejas que instalan su relación en la rutina durante todo el año, y el día a día apenas les deja tiempo para pensar que su relación no funciona. Pero el problema no surge en verano: simplemente es entonces cuando sale a la luz, porque disponemos de más tiempo para recapacitar”, señala Diego Becerril Ruiz, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada y autor del libro ‘Después del Divorcio’ (Centro de Investigaciones Sociológicas, 2001).
El por qué septiembre es el mes con más divorcios de todo el año se debe, también, al carácter de ‘inicio de una nueva etapa’ que de manera involuntaria le conferimos. “Mentalmente, las personas estructuramos el año en torno a dos fechas clave: septiembre y Navidad. Son épocas de cambio, de hacer borrón y cuenta nueva, porque suponen el arranque del nuevo curso escolar y del nuevo año, respectivamente”, afirma Becerril. Ésta es la razón que lleva a uno de cada tres españoles que se divorcia a hacerlo en este momento, y a la inmensa mayoría a aprovechar estas épocas para apuntarse al gimnasio o iniciar una dieta de adelgazamiento.

Un perfil para el divorcio

El profesor de Sociología de la Universidad de Granada apunta que la mayor parte de las separaciones que se producen tras las vacaciones se dan entre parejas jóvenes (de entre 25 y 35 años), casadas hace poco tiempo y con un hijo pequeño. “Es en los meses de verano cuando la convivencia es mayor, y pasamos más tiempo con nuestra pareja y con los niños. Muchos de estos matrimonios jóvenes no habían convivido nunca bajo el mismo techo antes de su boda, con lo que el problema se acentúa en estas fechas: no es lo mismo disfrutar de los fines de semana durante el año que vivir 24 horas al día juntos en verano”, dice Becerril.
Y es que uno de los errores más extendidos entre los matrimonios españoles es creer que la llegada de un hijo puede solucionar las tensiones conyugales. “Al revés: si las cosas van mal, un niño pequeño crea más tensiones, en lugar de suponer un alivio en esa mala relación”, advierte el investigador de la UGR.
Con todo, España es el país de la Unión Europea en el que los matrimonios duran más tiempo: una media de 13,8 años, según el Instituto de Política Familiar.

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