La tarde del pasado viernes fue presentado en la
Escuela de Artes y Oficios de Motril el libro 'La lucha del movimiento obrero
en Granada. Por las libertades y la Democracia. Pepe Cid y Paco Portillo: dos
líderes, dos puentes', una obra homenaje a la resistencia antifranquista en la
provincia de Granada, cuyo autor es Alfonso Martínez Foronda, Presidente de la
Fundación Estudios Sindicales Archivo Histórico de CCOO de Andalucía. El libro
se puede adquirir en la sede de CCOO de Granada.
Los asistentes al acto han
recordado al recientemente fallecido Paco Portillo, con la emisión de un
audiovisual con su agradecimiento sobre esta obra, grabado el pasado mes de
diciembre en CCOO de Granada.
Como invitado de lujo, en Motril,
ha asistido a este acto Manuel La Hoz, histórico dirigente del PCE en Granada
que ha relatado emotivos momentos compartidos con Pepe Cid, Paco Portillo y
Emilio Cervilla cuando se encontraban
presos. En su opinión, “la lucha que estos hombres y mujeres han llevado por
las causas de las libertades ha merecido la pena, la lucha es más necesaria que
nunca. No podemos dejar que nos arrebaten lo que tanto tiempo nos ha costado”.
Por su parte, el secretario general de CCOO de Granada,
Ricardo Flores, ha destacado que el motivo de esta obra no es otro que “la
defensa de los trabajadores y trabajadoras para una sociedad más justa”.
Gracias al ejemplo que nos han dado, seguimos empeñados en mantener viva la
lucha por el movimiento obrero, la igualdad y una sociedad mejor, ha asegurado
Flores.
‘La lucha del movimiento obrero’
pretende, en palabras de su autor Alfonso Martínez Foronda, recuperar el pasado
desconocido y proyectarnos con estos valores hacia el futuro. Se trata de una
obra que describe la lucha colectiva de los hombres y mujeres que protagonizaron
este movimiento, el movimiento obrero.
Este nuevo estudio de Alfonso
Martínez Foronda reconstruye los orígenes y la evolución del movimiento obrero
de oposición a la dictadura franquista en la provincia de Granada, donde hubo
aproximadamente 800 detenidos del 61 al 76 y 99 procesados por el Tribunal de
Orden Público, en lo que se conoce como el tardofranquismo. Lo hace a partir
dos vidas entregadas a la lucha militante, dos «hilos rojos», dos hombres que
ejemplifican la reconstrucción de la lucha por la democracia en Granada: Paco
Portillo y Pepe Cid; dos líderes, dos puentes.
Francisco Portillo, natural de
Moraleda de Zafayona, fue criado en el seno de una familia de campesinos
comprometidos con la lucha del movimiento obrero. De sus padres, socialista él,
comunista ella, tomó la rebeldía necesaria para decidir plantar cara a la
injusticia que le rodeaba. Paco Portillo «encontró» al Partido cuando decidió
emigrar a Francia buscando mejorar sus condiciones de vida. De allí volvería
con la misión de reconstruir la organización clandestina tras las terribles
caídas que había sufrido entre 1960 y 1962. A partir de ese momento Paco
Portillo se convierte en el máximo responsable de una organización que no paró
de crecer hasta convertirse en la fuerza hegemónica de la oposición política a
la dictadura.
Por su parte, José Cid de la
Rosa, natural de Pinos Puente, nació en una familia de pequeños propietarios
agrícolas empobrecidos que resultó mermada por las duras condiciones de la
España de la posguerra. Siendo Pepe un niño, su familia emigró a Maracena,
donde él, tras pasar por varios trabajos eventuales que combinaba con la
escuela, acabó trabajando como peón en el gremio de la construcción.
Pepe Cid fue uno de esos jóvenes que
rechazaron las condiciones de explotación a que se ven sometidos los
trabajadores. A lo largo de los años cincuenta formó parte de las diferentes
comisiones de obreros que puntualmente se formaban en su empresa para plantear
mejoras o reivindicaciones concretas. A comienzos de la década de los sesenta
Pepe Cid ingresó en el clandestino PCE, que en esos años estaba en fase de
reconstrucción de la mano de su camarada Paco Portillo. A Pepe Cid, a raíz de
las huelgas de la minería asturiana en 1962, le encargan organizar y extender
comisiones obreras por todas las empresas de la provincia y trabajar para
asaltar el Sindicato vertical a través de las elecciones sindicales.
Su caso, como el de tantos otros,
trasluce una nueva forma de acción del nuevo movimiento obrero que, aun
manteniendo las cautelas ante los embates de la dictadura, sustituye el ámbito
privado de la lucha ultra-clandestina por otro donde la organización y
movilización pública encuentran nuevos espacios de actuación y donde los
objetivos pasaban por crear un movimiento que hiciera posible hacer frente a
todo lo que prohibía el franquismo. Todo ello implicó nuevas formas de
organización, de acción, de tácticas y estrategias que pasaban por ejercitar
los derechos prohibidos: el de asociación, el de reunión, el de manifestación,
el de expresión y el de huelga. Ante ello, el régimen optó por la única
respuesta que conocía: la represión.
Paco Portillo y Pepe Cid
acabarían siendo, en la última década de la dictadura, los líderes provinciales
del PCE y de las CCOO, respectivamente, y sus primeros secretarios generales
tras la legalización de ambas organizaciones en 1977. A través de las vidas de
uno y de otro, Alfonso Martínez Foronda reconstruye la evolución de la
oposición política y sindical al franquismo en la provincia granadina. Una
investigación en la que sus vivencias, ilusiones y fracasos, casan con la lucha
colectiva de los cientos de militantes que aparecen en sus páginas, yendo, como
dice el propio autor a «una historia desde, con y para los de abajo».
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