Parece que fue ayer cuando se abrieron las
puertas del Restaurante Fabiola por primera vez. Pero el tiempo pasa y este
gastrobar situado en pleno corazón de Playa Granada ya cumple su primer
aniversario y lo quiere hacer homenajeando a uno de los productos estrella de
la Costa, celebrando así las II Jornadas de la Níspola.
Bajo la dirección de Manuel Martín Montero,
el Restaurante Fabiola cuenta con el prestigio de Sergio González entre sus
fogones. Formado en el Celler de Can Roca, elegido mejor restaurante del mundo
en 2013, ha trabajado con cocineros de primer nivel mundial como Ferrán Adrià o
el malagueño galardonado con dos estrella Michelin, Dani García.
A la profesionalidad de su personal hay que
sumarle la pasión que ha movido al Restaurante desde su apertura: la fusión
entre las últimas novedades culinarias y la tradición de la cocina mediterránea
además de la promoción de los platos típicos de la Costa Tropical y su Comarca
son la seña de identidad de Fabiola. Así lo viene haciendo durante los últimos
doce meses. El compromiso por fomentar el consumo de los productos de
proximidad y el consumo de los ingredientes de ‘kilómetros cero’ es uno de los
motores que mueve a Fabiola desde su nacimiento.
La chirimoya ya fue protagonista de unas
jornadas celebradas por el Restaurante Fabiola como los será próximamente el
mango. Ahora es el turno de la Níspola quien, por segunda vez, será ingrediente
principal de platos convertidos en auténticas creaciones.
Sopa fría de níspola, lomo de dorada con
polenta de níspola o cabrito a baja temperatura con cous-cous de este mismo
fruto típico de la zona son algunas de las delicias que se podrán degustar
entre el 5 y el 8 de junio en el Restaurante Fabiola. Bien con un menú marinado
o un menú de tapas –a precios adecuados a los tiempos actuales- no habrá
paladar que se resista a la segunda edición de estas jornadas. Como no podía
ser de otra manera, será bienvenido a Fabiola todo cliente, sin reserva previa.
El níspero (árbol de la níspola) es
originario de África pero llega a Europa desde Japón en el siglo XVIII como
árbol ornamental. Ya en el siglo XIX se
adoptó el consumo de su fruto en todo el área mediterránea, donde se adaptó muy
bien a la zona de cultivo.
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